Siempre la conocí como la casa del bar Las Cortes. Para otros era la de la Academia Oxford o la del club de empresa de Tabacalera. Pero para quienes apreciamos nuestras calles, es un rincón con encanto que, pese a estar en la Plaza del Marqués, pasa inadvertido desde hace décadas tras la torre vecina.
El anuncio que sobre una próxima intervención cuelga de la fachada hace días, aconseja dedicarle un tiempo de contemplación. Es posible que durante la rehabilitación cambie algo de su remate de balaustrada, verja y copones.
Fachada a la Plaza del Marqués. Un frente en el que se aprecia claramente que el cuerpo central y las esquinas son las originales y los miradores son posteriores |
El edificio tiene tres fachadas. La frontal mira a la Plaza del Marqués, otra lateral más vistosa y con la entrada a las viviendas mira a la calle Trinidad y una tercera discreta y sin ornamentación al Callejón Veintisiete de Diciembre. Nombre este último que conmemora la fecha de aprobación de la traída de agua a la ciudad desde el manantial de Llantones.
El propietario Demetrio Fernández Castrillón, empresario maderero de gran importancia en la industrialización gijonesa desde 1870, solicita la licencia de construcción en 1900 para este inmueble con proyecto del Maestro de Obras Benigno Rodríguez.
De la empresa de Fernández Castrillón, sita en el Natahoyo, cuya madera manufacturada era la base de la construcción, embalajes y tonelería, tendidos eléctricos, ferroviarios y telefónicos y un sinfín de utensilios y herramientas de uso cotidiano, se conserva para el recuerdo la gran chimenea de su horno frente a la playa de Poniente.
En su diseño vemos parapetos superiores de filigrana, molduras, curiosas piezas metálicas del alumbrado público, copones, adornos vegetales y geométricos, recercos de ventanas, pilastras, repisas... todo un repertorio para mirar con detenimiento.
Aplique de alumbrado público |
Se conservan seis copones adornando el frente |
Fue un edificio muy popular en la zona. En el bajo estuvo durante años una frutería. Pasó más tarde a ser el bar Las Cortes que permaneció abierto hasta bien entrados los años ochenta del pasado siglo.
Sus viviendas tuvieron además otros usos. En el primero tuvo su sede el grupo de empresa de Tabacalera, un local social para reuniones, ocio, compras en cooperativa al estilo economato, etc. Su cartel en el balcón me lo recordaba hace días un sucesor de la Confitería La Marina situada enfrente.
También fue sede de la Oxford Academy un tiempo.
Aunque lleva décadas cerrado, ahí sigue su toldo y su nombre |
Preciosa puerta de cuarterones, montante de forja y aldaba de león |
En varias ventanas aún resisten los cristales con sus dibujos al ácido |
Los timbres de antes, otra pieza casi desaparecida |
Foto de Constantino Suárez. Prueba ciclista en 1926. Al fondo algo difuminado el edificio de Trinidad 8 (hoy es el nº4) |
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