miércoles, 28 de marzo de 2018

La Quinta del Duque. La Pecuaria.

   El gran arco de ladrillo en la avenida de la Pecuaria, junto a la antigua granja de la Universidad Laboral (hoy UNED), era la entrada a la finca del II Duque de Riansares y de Tarancón, Fernando María Muñoz y Borbón, hermanastro de Isabel II. 
  Aunque en Somió era conocida como la Quinta del Duque o Montealegre, terminó siendo la Pecuaria al haberse convertido durante casi setenta años en Estación Pecuaria Regional.
A los lados del arco de ladrillo arrancarían los muros de piedra, hoy interrumpidos. El arco de medio punto decorado con un sencillo recerco y reforzado por contrafuertes laterales está coronado por un castillete almenado, adornado de huecos, rombos y un escudo
   Para reconocer la propiedad hay que seguir el muro de piedra existente. Desde los tramos más cercanos al otro lado de la rotonda hasta su continuación junto al  paredón por el Camino de los Claveles (a la derecha) o por el Camino de las Gardenias ( a la izquierda). 
Camino de las Gardenias. Un trozo del muro cortado a la izquierda y su continuación a la derecha
Camino de los Claveles
   La finca llamada Montealegre fue adquirida alrededor de 1882 por Fernando María Muñoz y Borbón, hijo de Mª Cristina de Borbón Dos Sicilias (cuarta esposa del rey Fernando VII y madre de la reina Isabel II) y su nuevo esposo Agustín Fernando Muñoz y Sánchez.
   Fernando María Muñoz y Borbón contrajo matrimonio con la asturiana Eladia Bernaldo de Quirós y González Cienfuegos y vivieron en Montealegre hasta su muerte en 1910.

Escudo de ocho fajas en
el 
exterior de la finca con
la figura central 
deteriorada


Escudo de armas de los Muñoz. Interior de la finca
   Aquí se hospedaron durante sus visitas la reina gobernadora, Mª Cristina de Borbón, y su marido. Esta ambiciosa pareja tenía intereses en la industria, el carbón, el ferrocarril, las fábricas... y en todo lo que reportaba riqueza. Y es que en aquellos años Asturias disfrutaba de un gran desarrollo económico. 
La casa palacio rodeada de árboles, un cenador y huertas en la época en que ya era la Pecuaria. En el ángulo inferior derecho se ve el Camino de los Claveles
   En Montealegre levantó el duque una casa palacio de tres plantas, con oratorio, cochera y cuadras y dedicó la mayor parte a cultivo agrícola y arbolado. Mantuvo jardines, establos y huertas en casi toda su superficie. Cuenta Manuel Cima García, perfecto conocedor del lugar y director de la Pecuaria, que medía cerca de 114.000 metros cuadrados, equivalentes a unos  90 días de bueyes (*).
(*) Día de bueyes es el terreno que puede arar una pareja de bueyes en un día. Es una medida de tipo rural que aún, cada vez menos, se emplea en Asturias.
Tras la mancha de árboles está la casa palacio empleada como oficinas, laboratorios y centro de reproducción animal. En semicírculo hay establos y cuadras y delante hay una extensión libre para la suelta de animales. En el medio una hilera de tilos señala una de las entradas a la finca. La otra mitad son campos para forraje
   La finca la compró en 1933 el Ayuntamiento de Gijón a los herederos para instalar una estación agropecuaria. Durante la Guerra Civil se utilizó como cuartel de un regimiento de infantería lo que provocó, debido al frío, la tala de parte de su arbolado.
Dentro del perímetro rojo de la finca hay boxes, establos, pastos, huertas y otras dependencias de la Pecuaria. Fuera, en el ángulo inferior derecho, los edificios de la granja de la Universidad Laboral; en el superior derecho, la parte posterior de la Laboral y el cementerio de Somió; en el centro izquierdo, la residencia de ancianos de Sta. Teresa Jornet. El vértice rojo junto al campo de beisbol es el arco de entrada

El Castillín. Antiguo cenador transformado 
en depósito de agua. Foto de 2014

   Finalizada la guerra se puso en marcha la Estación Pecuaria Regional reutilizando las construcciones existentes. Hasta 1970 tuvo lugar su desarrollo, dentro del que estaba el fomento de la ganadería (vacas, bueyes, mulas, caballos, además de la producción porcina y avícola). También mantuvo la explotación de huertas, pastos y forraje.
 Se trabaja posteriormente con las nuevas técnicas de inseminación artificial hasta que centra su actividad en la selección ganadera y la investigación en materia de reproducción de las especies vacunas de más importancia en la región.   
En las fotos de 2014, tras
el derribo de los edificios 
de la Pecuaria, se 
ven entre la maleza un 
puente bajo el Castillín
y una escalera.


En 2018 después de una 
importante limpieza se
ve completamente 
la barandilla de ladrillo  
    

   Entre los elementos de la antigua quinta que se conservan están el depósito, el puente, una panera, unos cuantos árboles centenarios, la hilera de tilos, las barandillas de ladrillo que rodeaban la casa y una parte considerable del muro de piedra. 
Desde el Camino de las Gardenias se ve la panera, la barandilla y el depósito. 
Hileras de tilos en la entrada opuesta al
arco de ladrillo. A la izquierda la residencia 

de mayores. Foto de 2018
Hileras de tilos con un edificio
de la Pecuaria en pie. Año 2014


Entrada a la Pecuaria en el Camino de Los Claveles. 

   Desde 1990 a 2005  se dedica, sobre todo, a la investigación y mejora de la reproducción y selección ganadera.


  En 2007 se traslada la Pecuaria a las  parroquias de Deva y Cenero. La finca de Somió se cierra. 

   Hoy, demolidos los establos, cuadras y dependencias, esta extensa propiedad ha retornado al Ayuntamiento. Aun se desconoce su destino.

   El libro de Manuel Cima García, director de la Pecuaria durante casi 25 años, La Estación Pecuaria de Asturias (Somió, Gijón) 1933-2005 que utilicé para hacer esta entrada, es una publicación muy recomendable y entretenida además de fácil lectura. Da fe del excelente funcionamiento y organización de la Pecuaria y de sus notables rendimientos. Un texto con abundancia de fotografías y datos

   Cuenta algún hecho curioso como el de las dificultades para la cría caballar que estaba reservada al Arma de Caballería del Ejército desde 1864. Y cómo posteriormente, a pesar de haberse derogado la normativa, dicha cría se mantuvo bajo la supervisión militar siendo un constante foco de conflictos. 

   Quienes visitamos la Pecuaria en los años 70 y 80, cuando todavía se podía entrar a dar un paseo, recordamos los inmensos sementales y poderosos ejemplares de vacas con los que contaba. 

Arco de la Pecuaria o de la Quinta del Duque. Detrás la Universidad Laboral
El arco de Jove
Otro hecho curioso es la existencia en Jove de un arco exactamente igual al de la Quinta del Duque.                                                                                                                                                                             

  Se encuentra en la parte elevada de la parroquia. 
  Es la entrada a la finca conocida como Atalaya que desde hace años está ocupada por una residencia geriátrica. 

  La casa conserva algún rasgo original, aunque está bastante reformada. Frente a ella hay un pequeño jardín.

  El buen estado del arco hace pensar que podría ser una réplica más reciente. Sin embargo, hace años que Pedro Hurlé Manso describió los escudos de esta finca de Jove. 
  Ignoro si se retiraron del arco o si están en el interior de la casa.  



   
   Un post semejante a éste lo publiqué en el blog hace más de un año. Un buen día desapareció. Así que antes de que la Quinta del Duque o la Pecuaria, como se prefiera, quede sepultada bajo una nueva urbanización, lo he reescrito. Quizás alguna persona curiosa quiera echar una ojeada al lugar que tanta historia de Gijón  concentró dentro de sus muros de piedra. 




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jueves, 8 de marzo de 2018

Escaleras de interior

   La escalera interior de los edificios está entre los componentes que comparten edad con las fachadas. Generalmente sus detalles, si nos fijamos bien, dan exacta información. Ya sea por el material y forma de su construcción o, por los peldaños, barandillas, barrotes, zócalos.... lo cierto es que nos remiten a una época.  

   Estas primeras pertenecen a la Universidad Laboral, lugar en que el talento innovador del arquitecto Luis Moya Blanco dejó innumerables muestras. Fue construida entre 1948 y 1957
Escalera en curva en el Centro Integrado de Formación Profesional


Triple acceso a una
entreplanta. El pasa

manos es de madera
de embero

















Subida en caracol al coro de la
capilla tras un parapeto de embero


Patio interior que une el patio central y los
talleres. Escalera con peldaños en abanico
 La madera de embero,  procedente de Guinea Ecuatorial, se encuentra a menudo en el mobiliario de la Universidad Laboral. 

   Una de las características originales en muchas de ellas es su diseño en curva. Otra particularidad, creo recordar, es la poca altura de los peldaños de las mismas. 


Escaleras en una jaula de barrotes
en el acceso al tejado de la capilla

Escalera en curva dentro de la cafetería




















   Antiguo Instituto Jovellanos. Creado en 1798 fue concluido años después con dos plantas más. Su impulsor y auténtico fundador fue el escritor, y político ilustrado gijonés Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811) que defendió con firmeza la necesidad de un Instituto de Náutica y Mineralogía que formase técnicos en la explotación de los recursos de la región.
Arranque de la escalera de piedra. Artesonado de madera en los 
tramos superiores
Escalera secundaria del Antiguo Instituto

Escalera de madera del segundo
piso. Barandilla de forja.  

    El Hogar Maternal, hoy Servicios Municipales de Urbanismo, fue construido en 1949 con proyecto del arquitecto Pedro Cabello Maíz.
    La escalera principal es la original y tiene su trazado por el interior de la torre. 
  Los peldaños y el zócalo son de mármol. La balaustrada combina el latón en el pasamanos y el hierro forjado en los barrotes. Materiales de vida larga para una casa destinada a atender las necesidades de la infancia.       
Escalera del Hogar Maternal. Combina peldaños y rellanos en recta y curva 

   La Gota de Leche que hoy alberga la Fundación Municipal de Servicios Sociales y la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI) se construyó en 1925 con proyecto del arquitecto Miguel García de la Cruz. Inicialmente fue Instituto de Puericultura y enseguida se convirtió en Casa de Maternidad con atención a partos, reparto de botellines de leche esterilizada, consulta médica, etc. 
Escalera de mármol en el Instituto de Puericultura de la Gota de Leche. Remate de barandilla con columna y angelote 
Detalle del zócalo de la escalera de la Gota de Leche.
Decorada con cerámica de Talavera con reflexiones
alusivas a la maternidad, la infancia, las condiciones de vida, etc.  

    La casa de la calle Corrida 28 en la que actualmente se encuentra la tienda de Mango se remonta a 1892. En la planta baja estuvo inicialmente  la Sociedad de operaciones bancarias Juliana y Cía. Desde los años 20 y ya unida al edificio colindante, fue sede del Banco Español de Crédito (Banesto) hasta su venta en 2014.
   La espectacular escalera que comunicaba el patio de operaciones con los despachos es de los arquitectos Juan Manuel del Busto y Díaz Negrete. 
Los frescos son del pintor Mariano Moré y representan escenas del campo,
la pesca, el comercio, la industria y la ganadería   

   La escalera de madera con zócalo de cerámica azul y blanco y artesonado está en el mismo edificio de Corrida 28 y es la correspondiente a la entrada del portal de la casa.


   Una escalera muy conocida es la del antiguo cine Hernán Cortés transformado hace tiempo en el Casino de Asturias. Su altura resultaba impresionante al ser una escalinata totalmente desnuda. Ahora, cubierta de moqueta y con barandillas, esa sensación casi ha desaparecido. 

Por esta escalera de mármol se subía al patio de butacas del cine Hernán Cortés. Actualmente se accede a la Sala del Casino
   
    Dentro de muchas casas de Gijón sobreviven escaleras desde hace 100 o 150 años. La mayoría comienzan en un portal con zócalo y cortaviento, los peldaños  son  de   madera o de mármol, las barandillas de hierro forjado con pasamanos de madera, los huecos amplios e iluminados por una lucera. 












    La escalera era un espacio de encuentro obligado en las casas de vecindad. Todavía en  muchas lo es. Sin embargo, hay que aprovechar y fijarse en ellas porque les queda poca vida. Sus barandillas de forja y pasamanos pulidos y sus peldaños desgastados son los primeros en eliminarse para ceder espacio al ascensor. 
    Algunas resisten, pero cada vez son menos. 



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